El mercado de las armas menos letales sigue creciendo y evolucionando. Cada año, los productores fabrican más armas menos letales y desarrollan otras nuevas, lo que aumenta la probabilidad de que las personas resulten heridas o mueran a causa de ellas.
No es posible evaluar adecuadamente el riesgo de las armas menos letales desarrolladas en secreto hasta que los fabricantes sean más transparentes en sus procesos de prueba o, lo que es más probable, hasta que las armas menos letales se utilicen contra civiles en las calles. Sin embargo, en este informe destacamos las nuevas tecnologías emergentes que se utilizan para el control de multitudes e intentamos describir los riesgos potenciales de estas armas más recientes. Algunas de estas armas han estado disponibles durante décadas para fines policiales o militares, pero ahora se utilizan cada vez más para el control de multitudes. Otras armas están aún en fase de desarrollo.
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Dispositivos de energía conducida
Dispositivos de energía conducida (cuya forma más común es la Taser, un arma de descarga eléctrica) son armas que utilizan corrientes eléctricas dolorosas para inmovilizar o disuadir a las personas. Aunque la electrocución por armas modernas se considera de bajo riesgo, las descargas de estas armas pueden provocar lesiones importantes, como disritmias cardíacas, quemaduras y lesiones musculares, así como lesiones mortales.
Las descargas repetidas, los tiempos de descarga prolongados y las armas con cargas eléctricas más elevadas pueden provocar un mayor número de lesiones. Las púas de los electrodos disparados por los proyectiles de las armas de electrochoque pueden dañar la piel. Los escudos antichoque pueden atrapar a los individuos y prolongar el tiempo en que sufren lesiones. A medida que los dispositivos de energía conducida proliferan en todo el mundo, sus riesgos se amplifican junto con su diversificación.
Armas de energía dirigida
Las armas de energía dirigida son dispositivos de calentamiento electromagnético que emiten rayos electromagnéticos de muy alta frecuencia y longitud de onda milimétrica que calientan la piel al contacto y provocan una dolorosa sensación de quemazón. Otras armas, conocidas como deslumbradores o «dazzlers», pueden dirigir radiaciones intensas para desorientar temporalmente a las personas.
No se han utilizado en la práctica, salvo en algunos contextos militares o de combate, y no se ha evaluado su seguridad en contextos de control de multitudes. La información existente señala la preocupación por las lesiones tisulares, en particular con la exposición prolongada o la exposición a órganos vulnerables como el ojo. Tiene que haber mucha más transparencia sobre qué son estas armas, cómo funcionan y qué pruebas se han hecho antes de empezar a debatir sobre su regulación y uso.
Vehículos teledirigidos (drones)
Los vehículos teledirigidos, más comúnmente conocidos como drones, han experimentado un crecimiento masivo en la última década, tanto para la vigilancia como por su potencial para portar y disparar armas menos letales. Ambos usos son especialmente problemáticos en términos de lesiones y libertades civiles.
Estas armas pueden conllevar un riesgo adicional de lesiones debido a la falta de presencia física de un agente, lo que significa que no hay un juicio en persona sobre qué y cuánto utilizar, cómo, cuándo y sobre quién. Los errores en torno a los ataques con drones son frecuentes en las operaciones militares y, por extensión, son preocupantes en los entornos multitudinarios.
Aunque los drones que disparan armas menos letales sólo se han utilizado en Israel y la Franja de Gaza hasta enero de 2023, un gran número de países han adquirido estas tecnologías, lo que hace temer que se extienda su uso en un futuro próximo.