La porra, cachiporra o tonfa es quizás el arma policial más emblemática, utilizada como símbolo de autoridad, herramienta defensiva y el armamento ofensivo más básico de que dispone la policía a lo largo de su historia.
Definida en términos generales como un arma contundente, la cachiporra clásica tiene muchas variantes, como la porra extensible, la «tonfa», la porra de mango lateral o el lathi, así como innumerables objetos con potencial para ser utilizados como garrotes o palos.
Las porras suelen ser de madera, caucho, PVC o aleaciones metálicas, y funcionan mediante traumas contundentes, cuyo nivel de lesión depende de una serie de factores.
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Mecanismo de acción
Las porras suelen clasificarse como armas defensivas, y pueden utilizarse diversas técnicas de bloqueo o parada. También son armas de impacto ofensivas, que funcionan transfiriendo energía cinética a una persona para producir dolor y disfunción motora temporal.
Suelen utilizarse para golpear, blandiendo el bastón con una o dos manos contra una parte del cuerpo determinada, a menudo con mucha más fuerza y desde una distancia mayor que la que se puede alcanzar sólo con las manos.
En las protestas, las porras se suelen empuñar con las dos manos, una en cada extremidad. Puede utilizarse para empujar y golpear con el extremo de la culata. Las porras blandidas de esta forma también pueden utilizarse para bloquear articulaciones o estrangular, y pueden emplearse para aplicar presión dirigida a partes del cuerpo como técnica de sumisión por el dolor.
Las porras son también armas de impacto ofensivas, que funcionan transfiriendo energía cinética a una persona para producir dolor y disfunción motora temporal.
Efectos sobre la salud
Los traumatismos por objeto contundente de cualquier tipo pueden producir desde contusiones hasta heridas potencialmente mortales. Las contusiones (hematomas) son las más frecuentes, y están causadas por la rotura de capilares bajo la superficie de la piel. Las abrasiones o laceraciones producidas por la fuerza del arma, o el corte de la piel, pueden provocar hemorragias externas.
La fuerza del golpe puede causar también lesiones internas, como fracturas óseas, hemorragias internas y rotura de órganos, así como, potencialmente, la muerte. Las porras utilizadas para estrangular o bloquear articulaciones pueden causar lesiones por estrangulamiento y traumatismos articulares o cervicales.
Las porras policiales son quizá la única de las armas menos letales descritas en este informe que se han utilizado con frecuencia como instrumentos de agresión sexual en el contexto de protestas. Manifestantes en Francia, Chile, Bielorrusia y Estados Unidos han denunciado recientemente agresiones sexuales -en ocasiones captadas en vídeo- a manos de policías con porras.