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Estudio de caso

Estados Unidos

Uso policial de los KIP durante las protestas del verano de 2020 por Black Lives Matter

La policía y agentes federales utilizaron gases lacrimógenos, bolas de pimienta y armas con balas de goma contra manifestantes en Portland, Oregón, Estados Unidos, en julio de 2020. Andrew Stanbridge | Médicos por los Derechos Humanos
La policía y agentes federales utilizaron gases lacrimógenos, bolas de pimienta y armas con balas de goma contra manifestantes en Portland, Oregón, Estados Unidos, en julio de 2020. Andrew Stanbridge | Médicos por los Derechos Humanos

El asesinato de George Floyd el 25 de mayo de 2020, después de que un agente de policía de Minneapolis se arrodillara sobre su cuello durante 9 minutos y 29 segundos, desencadenó protestas en todo el país contra la brutalidad policial. En junio de 2020, entre 15 y 26 millones de personas participaron en las protestas de BLM, convirtiéndolo en uno de los mayores movimientos de protesta de la historia de Estados Unidos.

​​Las fuerzas del orden desplegaron indiscriminadamente armas menos letales, incluidos KIPs, como balas de espuma/esponja, balas de goma, bolas explosivas de gas pimienta, sacos de balines «bean bag», granadas de tiza y granadas «flashbang», contra los manifestantes, que en su gran mayoría estaban reunidos pacíficamente. Innumerables manifestantes, transeúntes y periodistas sufrieron heridas graves, fracturas óseas, traumatismos craneoencefálicos e incluso ceguera como consecuencia de los proyectiles disparados por la policía. En un solo día, el 30 de mayo de 2020, la policía dejó parcialmente ciegas a ocho personas en todo el país. Se registraron más de 950 incidentes de violencia policial contra civiles durante las protestas que siguieron al asesinato de George Floyd. Estos casos son sintomáticos de la respuesta policial diferenciada a quienes protestan contra el racismo y la brutalidad policial, e ilustran el impacto desproporcionado de la violencia policial sobre los afrodescendientes y otras personas de color. Además, mientras cubrían estas protestas, los periodistas se convirtieron en blanco de agresiones y detenciones por parte de los agentes de policía. La respuesta violenta y militarizada a los manifestantes de BLM contrasta fuertemente con la respuesta ampliamente pasiva de la policía a la insurrección violenta de los supremacistas blancos en el Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021.

Balas de espuma/esponja

En mayo de 2020, la Policía de Minneapolis y la Patrulla Estatal de Minnesota lanzaron gases lacrimógenos, rociaron con gas pimienta, dispararon a la cara con balas de goma y espuma, detuvieron sin motivo y amenazaron a periodistas a punta de pistola, todo ello después de que estos periodistas se identificaran y estuvieran cubriendo claramente las protestas de BLM. Linda Tirado, fotógrafa independiente, fue una de las muchas personas gravemente heridas. A pesar de estar claramente identificada como miembro de la prensa, el 29 de mayo de 2020, un agente le disparó a la cabeza una bala de espuma de impacto de 40 mm. Tirado quedó permanentemente ciega del ojo izquierdo y sufrió un traumatismo craneoencefálico, por lo que ha sido sometida a múltiples operaciones oculares para tratar las continuas complicaciones. Como consecuencia del ataque, Tirado sigue sufriendo constantes dolores de cabeza, tiene problemas para recordar palabras y utiliza un andador debido a su pérdida de percepción de la profundidad. En junio de 2020, la ACLU de Minnesota interpuso una demanda en nombre de Tirado y otros periodistas atacados en las protestas de BLM que dio lugar a un acuerdo de conciliación que incluía varios cambios de política, incluida la prohibición de la detención, la amenaza o el uso de la fuerza física o agentes químicos contra los periodistas.

Balas de goma y «pepper balls»

En Denver, Colorado, manifestantes y transeúntes resultaron heridos por balas de goma y bolas explosivas con gas pimienta desplegadas por las fuerzas de seguridad. Michael Driscoll presentó una demanda civil tras ser alcanzado en la cara por una bala de goma disparada por la policía el 30 de mayo de 2020. El impacto le destrozó el seno nasal y le fracturó múltiples partes de la cara, incluido el hueso orbital que rodea el ojo izquierdo. Driscoll tuvo que ser operado para reconstruirle el cráneo, que se le había hundido entre los ojos. El transeúnte Jax Feldman fue alcanzado en un ojo por un lanzador de «pepper ball» cuando caminaba hacia su casa cerca de una protesta y quedó permanentemente ciego de un ojo. En una demanda histórica interpuesta por la ACLU de Colorado y dos bufetes de abogados, un jurado federal responsabilizó a la ciudad de Denver de su respuesta a las protestas de BLM y, en marzo de 2022, concedió 14 millones de dólares a doce manifestantes heridos por balas de goma y espuma, pelotas de pimienta, granadas «flash bang» y gases lacrimógenos mientras protestaban contra la violencia policial. La demanda fue la primera en Estados Unidos que cuestionaba el uso de la fuerza por parte de la policía contra manifestantes que llegaba a juicio, y también es la primera vez que un jurado declara responsable a una ciudad por violar los derechos civiles de los manifestantes.

Sacos de balines «beanbag»

En Austin, Texas, Justin Howell, manifestante de 20 años, resultó gravemente herido por los perdigones de un saco de balines durante una protesta contra la brutalidad policial a finales de mayo de 2020. Al parecer, un agente estaba disparando municiones de «beanbag» contra un manifestante que estaba lanzando objetos contra la policía, pero en lugar de ello golpeó inadvertidamente a Howell en medio de la frente. Howell sufrió fractura de cráneo y lesiones cerebrales. La policía siguió disparando contra los médicos voluntarios y los manifestantes que llevaban a Howell a un lugar seguro. Maredith Michael, médico voluntario que llevaba una camiseta de bombero con una cruz médica roja cosida, recibió un disparo en las manos y sufrió heridas graves. Tanto Michael como Howell demandaron a la ciudad y posteriormente llegaron a un acuerdo.

Granadas «flash bang»

En Santa Rosa, California, Marqus Martínez estaba arrodillado como signo de protesta pacífica con las manos en alto cuando los agentes comenzaron a disparar gases lacrimógenos, balas de goma y granadas de fragmentación contra los manifestantes. La policía golpeó a Martínez en la cara con una granada de fragmentación que le rompió la mandíbula en varios puntos y le partió el labio superior en tres lugares hasta la nariz. También se le rompieron los dientes y se le clavaron en el paladar y a través de la lengua. Martínez sigue necesitando numerosas intervenciones quirúrgicas para reparar los importantes daños causados en su rostro. La ciudad de Santa Rosa llegó a un acuerdo en la demanda interpuesta por Martínez y otros cuatro heridos, acordando pagar 1,9 millones de dólares.

Granadas de gas lacrimógeno

En Fort Wayne, Indiana, Balin Brake, manifestante de 21 años, perdió un ojo tras ser alcanzado en la cara por una granada de gas lacrimógeno mientras participaba en una protesta por la justicia racial el 30 de mayo de 2020. Brake sufrió dos laceraciones en los párpados, cuatro fracturas occipitales y pérdida permanente de visión y percepción de la luz en el ojo derecho. El impacto rompió por completo el ojo de Brake, que tuvo que ser extirpado quirúrgicamente y sustituido por una prótesis ocular. Tras el incidente, Brake sigue experimentando fuertes dolores de cabeza, dolor en el lugar donde antes estaba su ojo, pérdida de la percepción de la profundidad y sufrimiento mental. La demanda se resolvió en marzo de 2022.